"La poesía es conocimiento:
escorzo perdido
mirada al trasluz
ángulo único,
que, tal vez, es la clave."
Teresa Girbal, poeta pampeana,
todo un susurro que encontré en medio
de un análisis de la obra de Olga Orozco
(AilíN)
Somos los que creemos que el haz de las posibilidades no se reduce jamás. Todo lo que aparece dentro de nosotros y vamos esparciendo en las cuadras caminadas y noches a punto de dormir, son pájaros e hijos que con el tiempo salen a volar y a jugar.
martes, 24 de noviembre de 2009
domingo, 8 de noviembre de 2009
Biblio Susurros
En una susurro biblioteca de un cercano arcoíris,un susurro alarma intenta despertar con estrellas a un susurro sueño.
El susurro sueño no quiere aún levantarse, asique recuerda una noche de susurro sexo, o susurro mariposas, y sigue volando.
Frente a tanta susurro hermosura, el susurro alarma piensa que es mejor no levantar al dormilón, y decide entonces mutar con algunos pájaros y ser para su amigo un suave susurro almohada.
vALENTIN
jueves, 5 de noviembre de 2009
Algunas palabras que nos han escrito...juaz
Hola aquí subo un par de textos que representan un poco, al parecer de mi, o sea Heber o Gelbert, lo que somos, hacemos, sentimos, deseamos con los susurradores..
que lo disfrutenn...
Los Narradores de Historias - Alejandro Dolina
Existen pocos datos acerca de los Narradores de Historias. Nunca se supo de dónde venían aquellos hombres vestidos de negro. Llegaban en bicicleta al anochecer y recorrían la plaza canturreando un pregón suave.
- Historias, historias. . . ¿quién quiere oír una buena historia..?.
Sus mejores clientes eran las parejas de enamorados, los linyeras, los Hombres Sensibles de Flores, los Muchachones Crueles y los Refutadores de Leyendas, que se hacían contar historias para no creer en ellas.
Cuando no había candidatos, los Narradores intercambiaban relatos entre ellos mismos.
Y a veces, en las noches lluviosas, los caminantes vislumbraban siluetas solitarias contando historias al viento.
Un rato antes del amanecer, se iban con rumbos diferentes, a veces interrumpiendo una frase, como si obedecieran a alguna señal secreta. Sus nombres eran desconocidos y a decir verdad, la gente apenas si distinguía a algunos de ellos con apodos más bien ocasionales, como El Barbudo, El Morochito o El Petiso.
En el barrio del Angel Gris y en otros rincones de la ciudad cunden narradores aficionados que relatan, con la mayor torpeza y el mayor amor, sus cotidianas peripecias de oficinas. No hay que perder las esperanzas. Recorramos la plaza noche tras noche, tal vez en el momento menos pensado oigamos el antiguo pregón...
- Historias, historias. . . ¿quién quiere oír una buena historia..?.
.......................................................................................
Cosas - Juan Gelman
Los atacantes del amor
enmascarados por el mundo
asaltan en la calle
cuidado son terribles
aman como porfiados
quieren de pura voluntad
o la memoria les funciona
de modo tal que les importa nada
el odio el gran castigo
y besan contra todo
contra todos también confiando
que alguna vez alguien alguno
empuñe su ternura
empiece a fusilar
que lo disfrutenn...
Los Narradores de Historias - Alejandro Dolina
Existen pocos datos acerca de los Narradores de Historias. Nunca se supo de dónde venían aquellos hombres vestidos de negro. Llegaban en bicicleta al anochecer y recorrían la plaza canturreando un pregón suave.
- Historias, historias. . . ¿quién quiere oír una buena historia..?.
Sus mejores clientes eran las parejas de enamorados, los linyeras, los Hombres Sensibles de Flores, los Muchachones Crueles y los Refutadores de Leyendas, que se hacían contar historias para no creer en ellas.
Cuando no había candidatos, los Narradores intercambiaban relatos entre ellos mismos.
Y a veces, en las noches lluviosas, los caminantes vislumbraban siluetas solitarias contando historias al viento.
Un rato antes del amanecer, se iban con rumbos diferentes, a veces interrumpiendo una frase, como si obedecieran a alguna señal secreta. Sus nombres eran desconocidos y a decir verdad, la gente apenas si distinguía a algunos de ellos con apodos más bien ocasionales, como El Barbudo, El Morochito o El Petiso.
En el barrio del Angel Gris y en otros rincones de la ciudad cunden narradores aficionados que relatan, con la mayor torpeza y el mayor amor, sus cotidianas peripecias de oficinas. No hay que perder las esperanzas. Recorramos la plaza noche tras noche, tal vez en el momento menos pensado oigamos el antiguo pregón...
- Historias, historias. . . ¿quién quiere oír una buena historia..?.
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Cosas - Juan Gelman
Los atacantes del amor
enmascarados por el mundo
asaltan en la calle
cuidado son terribles
aman como porfiados
quieren de pura voluntad
o la memoria les funciona
de modo tal que les importa nada
el odio el gran castigo
y besan contra todo
contra todos también confiando
que alguna vez alguien alguno
empuñe su ternura
empiece a fusilar
domingo, 1 de noviembre de 2009
Salpicón de colores y palabras
En las 24 horas de Arte la brisa provenía de palos mágicos.
Un par de tubos de cartón mojaban con poesía los caracoles de la gente;
le mimaban el cuerpo y le adornaban el alma.
En ellos, se dice, habitaba un conejo lleno de pósimas suaves que erizaban la piel.
La gente, inquieta y sorprendida ante semejante locura, no paró de hablar y examinar tal situación y tales objetos.
Se trató de descubrir que son y que hay en ellos, y aunque nadie se animó a verles el interior, se aseguró de que tienen estrellas y mundo-corazón, además del conejo.
La fiesta continuó, y los exámenes no pasaron a mayores.
No obstante, algunas personas confiesan haberlos visto traficando silencios.
En tapa, los responsables del acto.
vALENTIN
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