martes, 27 de octubre de 2009

y pues ahora en Córdoba...


A una niña en Radio Nacional le preguntaron qué fue lo que más le había gustado de la Feria del Libro de Córdoba 2009 ella dijo:
-los susurradores
-¿y qué son los susurradores?- pregunto sorprendida la conductora y la niña añadió:
"son palos de colores que cuentan cuentos"

Y luego siguió con la gran Mirta Colángelo


"En la poesía las palabras se iluminan, destellan, llamean. Leer poesía es poder leer lo invisible." M. C.


Mirta Colángelo es educadora por el arte. Nació en Buenos Aires y actualmente vive en Bahía Blanca. Se especializó en Literatura infantil y juvenil. Es narradora oral y coordinadora de talleres de lectura y escritura creativa.

SOBRE SU COMIENZO CON LA POESÍA NOS DICE...
“Evocando a Dylan Thomas puedo decir que desde chica me enamoré de las palabras y todavía estoy a merced de ellas. Aún sin importarme lo que querían decir había palabras que ejercían en mí una profunda fascinación. Recordaba y repetía con facilidad pequeños poemas que venían de boca de mi abuela gallega que también era una fantástica contadora de historias. Y aunque esto sigue siendo un misterio para mí es probable que allí se haya gestado lo que es mi entrañable relación con la literatura, una manera de estar parada frente al mundo”,

SOBRE LOS SUSURRADORES:
EN un email nos agrega un poco de magia a lo que ya sabemos de los franceses:

"POR FIN ENCONTRE MI VARITA MAGICA

El susurrador, o llamado por mí BENTEVEO o varita mágica, es también, entre tantas otras imaginerías, un tubo pescador de estrellas.

Remite al mismísimo origen de las varitas mágicas.

Horacio Tignanelli, amigo entrañable, que es astrónomo y titiritero, me contó que éstas eran usadas desde la antigüedad por los magos para curar todo tipo de males.

Era costumbre que, tal como siempre lo hizo el hombre, los astros fueran observados por tubos que en un principio eran de origen vegetal .

Pero los magos enfocaban una estrella con el tubo y proponían pasar la luz de la misma a la zona afectada. Decían que esa luz era curativa de males del cuerpo y del alma. (Sobre todo, decían que eran infalibles para curar los males de amor)

De ahí que las varitas construidas tiempo después tengan una estrella en la punta.

Los susurradores que ofician de tales practican una trémula metamorfosis: otra luz, la de la voz regalando un poema, es la del placer extremo y seguro que también mitiga todo tipo de males…"


La bella Mirta expande susurradores por todo el país, junto con la palabra, junto con su amor...

también es amiga de las plumas y de los caleidoscopios!!!


COLOR SUSURRO TE CELEBRA!!

Les Souffleurs


Y TODO COMENZÓ EN FRANCIA...

Silenciosos y sutiles como gatos, aparecen y desaparecen después de dejar su huella. "Irrumpimos con fuerza, pero también con ternura y serenidad. Actuamos despacio, susurramos a la gente y nos marchamos en silencio y sin esperar aplauso", cuenta Olivier Comte.

El resultado es casi siempre una mezcla de incredulidad y emoción: "La gente no sabe muy bien como reaccionar pero lo más típico es que se emocionen por lo que acaban de vivir. Muchos llegan incluso a llorar".

En la memoria guardan el recuerdo que demuestra como una sesión de poesía susurrada puede, de verdad, parar el mundo: "Un día fuimos a un periódico de París. Entramos en la redacción, llena de gente y ruido y actuamos durante media hora. Ya después de salir del edificio recibimos una llamada de uno de los periodistas, asombrado. 'No han sonado ni los teléfonos', decía. Y sí que lo habían hecho, pero ellos ni se habían dado cuenta", recuerda Olivier Comte.

domingo, 18 de octubre de 2009

Che Camilo II

Yo sé… en el fondo, sé que deseas mi oreja izquierda. Esa parte dulce y salada. Orejas que pueden ser niños o elefantes hoy. Y tu lengua entendiendo cercano un vaso de cerveza, vacío, esperando ser mordido, tal caramelito de miel, piecito de niño, angelito de mar. Quiero esponjas en mis manos. Quiero. Acá tus uñas, tus uñas esponjeando el cielo. Sí, mirando las estrellas y llegando, a los niños. Hoy somos niños. Un niño que busca para comer una moneda, y de vivir se lleva besos y sueños: de mariposas eternautas, de sol sirenitas, gotas. Agua: olas y arroyitos. Aún así, mujerarroyoniña, quiere agua de vos. De mí. De todos. Ser fuentecita con deseos. Porque me sigue gustando que me hables y me escuches los colores. En el centro de tu cuerpo, encendido al verme la piel roja y acaracolada, se suceden traducciones gigantes de arcoiris (me contás lo que suena el rojo y el azul). Unas gotitas de lluvia ves caer por la ventana. La ventana me permite ver la noche y en la noche a vos, mirando las gotitas que se deslizan deliciosamente.
La noche escucha.
La noche avanza.
Nada espera por nosotros.

Che Camilo I

Busco en la mirada aquello que no encuentro en los roces. En los ojos que insinúan, se muestran, y escriben los ciclos, y los mundos. Aquí yo y lejos el lobo de mi, y la penumbra, de sexo húmedo, jadeante (la intensidad tiene rastro de agobio). Una locura, hipnótica, conducida deprisa deprisa: la vida. Cuando nos paramos en el vacío, y el mundo los mundos se detienen, recién en ese instante, a veces, comprendemos lo que es vivir. Y la sonrisa, una línea curva que intenta enderezar la vida, sí, esa vida. Cualquier cosa puede suceder… no mirar, pasar sin ser, sin estar, solo no ser. O quizás ser, y entenderse un circuito vegetal con nombre de lluvia, que se cuida del azar y las locuras, del amor de cinco amor. Cinco, amor, amores, cinco amares y yo.
Que ando vagando y en búsqueda, de lo que de la moneda se llama, otra cara. Lo incognoscible, el misterio.
Una moneda en el aire que gira y en el agua de una fuentecita cae, y deposita en la tierra un deseo: conocer al hombre de ojos azules.

miércoles, 14 de octubre de 2009

ColorSusurro

¡Bienvenidos Susurradores!
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